¿Cómo aislarnos del ruido?


La intimidad se ve comprometida cuando el ruido se cuela por los rincones más insospechados de nuestras estancias. Por no hablar del malestar, la pérdida de confort y los daños contra la salud que una sobre-exposición al ruido provocan, especialmente en las horas dedicadas al relax y al descanso. El aislamiento acústico de edificios está asumiendo una importancia cada vez más relevante.

El uso de estructuras cada vez más ligeras en las construcciones residenciales e industriales, y el aumento del ruido debido a la presencia de instalaciones, infraestructuras y sistemas de transporte, ha incrementado la exigencia de adoptar sistemas adecuados para reducir y controlar la transmisión acústica entre los distintos espacios habitados.

Se estima que en España, una de cada cuatro personas, se ve expuesta a altos niveles de contaminación acústica, superando los 55dB recomendados por la OMS.

El ruido no solamente causa obvios efectos perniciosos en la audición. También está asociado a trastornos del sueño, problemas cognitivos y enfermedades cardiovasculares. 

En entornos profesionales, como puede ser una sala de conferencias o un espacio de trabajo que requiera un ambiente acústico apropiado, el ruido puede convertirse en un auténtico problema que influye negativamente en el rendimiento y en la productividad. 

El ruido sigue quitando el sueño, literalmente, a muchos propietarios. También deteriora su salud física y mental.  El 15,9% de los hogares en España sufre ruidos procedentes de los vecinos o la calle, según el INE. 

Tipos de ruido y soluciones.

¿Qué motivos podrían llevarme a aislar acústicamente mi vivienda?

Un ejemplo podrían ser los ruidos del tráfico, pero en ocasiones también podemos sufrir molestias por los ruidos generados por los vecinos, actividades producidas de bares, fiestas u otras actividades de ocio.

Sin embargo, los límites de ruido, en estos casos, deben de ajustarse a los determinados por las ordenanzas municipales o la legislación autonómica de cada comunidad autónoma.

Dependiendo de los niveles de ruido que afecten a la vivienda, podremos optar por unas soluciones u otras.

El ruido se manifiesta en nuestras viviendas de dos formas: como ruido aéreo y ruido de impacto-vibraciones. Hay algunos ruidos que podemos solucionarlos desde dentro como receptores del sonido y otros que deberán ser aminorados desde fuera, por los emisores del ruido. Para aislar la vivienda del ruido exterior, normalmente no hace falta actuar sobre los muros, con cambiar las ventanas es suficiente.

El ruido aéreo, el que procede del exterior, tiene más remedio que el de impacto. Los materiales porosos y las estructuras flexibles son necesarios para que el sonido, no rebote, que es lo que ocurre con los materiales rígidos. Se puede recurrir a las lanas minerales, lanas naturales y celulosas.

Lo ideal es colocar el aislamiento en el lugar desde donde se producen los ruidos o golpes, así conseguiremos un elevado nivel de amortiguación del impacto. Si lo ponemos en el espacio donde se reciben los ruidos, el nivel de neutralización es inferior, entre un 30% y un 35%. 

Son iniciativas fáciles para amortiguar el ruido de impacto, colocar alfombras de lana, moquetas en los suelos, cortinas, estores y todo tipo de textiles, además de la instalación de un mobiliario absorbente con discos deslizantes.

Ahora bien, cuando la finca es tan antigua que carece de aislamiento, puede que sea hora de hacer una gran obra en la fachada. 

Pero el ruido no es un problema exclusivo de estas casas con décadas; las nuevas, aunque más protegidas, tampoco están libres de molestias. El Código Técnico de la Edificación de 2006 verifica el rendimiento acústico de las soluciones constructivas en laboratorios y no in situ. Por eso, solicita que antes de otorgar la cédula de habitabilidad de las nuevas edificaciones, se sometan a una auditoría acústica que compruebe si se cumplen unas normas, ya de por sí poco exigentes. 

Tipos de aislantes.

El sonido son ondas que, transmitiéndose a través de un medio, generan que un cuerpo vibre. No todos los materiales tienen la capacidad de absorber o modificar estas ondas y por lo tanto de eliminar el ruido. Básicamente hay tres factores que reducen el ruido, entendido como sonido molesto.

La masa es lo que mejor funciona para evitar que el ruido pase de un lugar a otro. Por esta razón, aísla más una pared de 15 centímetros de espesor que un tabique de 5cm: el material es el mismo, pero una pared pesará más que la otra por tener más espesor.

Por esta misma razón, aísla más una ventana con cristales gruesos que una con cristales finos. Como norma general, los materiales más densos son los que pueden optimizar mejor la relación aislante acústico-pérdida de espacio. Sin embargo hay materiales poco pesados, procedentes de rocas volcánicas, como la lana de roca, que funcionan como un muelle frenando el movimiento del aire.

¿Qué diferencias existen entre el aislamiento y el acondicionamiento acústico? 

Se suele entender aislamiento acústico como el conjunto de procedimientos que se usan para poder reducir o evitar la transmisión de ruidos, los cuales pueden ser aéreos o estructurales. Los ruidos pueden propagarse, bien desde un recinto a otro, bien desde el exterior al interior de un recinto o bien, precisamente, al revés, desde el propio recinto al exterior. 

Cuando se habla de aislamiento propiamente dicho, siempre se tienen en cuenta dos recintos diferentes. El ruido se genera en uno de ellos y se propaga al siguiente. El aislamiento acústico que realmente es relevante es el llamado in situ o aislamiento final de la edificación. 

El aislamiento acústico no sólo depende de los elementos constructivos proyectados para la separación entre los diferentes recintos, sino también de los encuentros entre ellos y de la ejecución de los mismos.

El acondicionamiento acústico, a diferencia del anterior, hace referencia a un único reciento. Esto quiere decir que el sonido es tanto generado como percibido dentro del mismo recinto. El acondicionamiento acústico hace referencia a las medidas conjuntas que se toman para conseguir que dicho lugar alcance las condiciones acústicas adecuadas y un buen ambiente sonoro interior. 

También hay que tener en cuenta la funcionalidad de la edificación. Por ejemplo, determinadas aulas dedicadas a la actividad docente, restaurantes, locales o salas de conferencias pueden convertirse en lugares donde seguir o mantener una conversación sea una auténtica desesperación. Ahí es donde intervienen las medidas de acondicionamiento acústico.

Estos lugares citados como ejemplo son excesivamente ruidosos porque suelen ser superficies reflectantes acústicamente. Al tener un tamaño amplio en términos generales, suelen contar con muy poca absorción. 

Normativa sobre aislamiento acústico.

Los límites de ruido deben de ajustarse a los determinados por las ordenanzas municipales o la legislación autonómica de cada comunidad autónoma.

En cuanto al aislamiento de los edificios, este año se cumplirán 10 años de la publicación del Documento Básico de protección frente al ruido del Código Técnico de la Edificación (DB-HR). Este nuevo código es de obligado cumplimiento para todas las edificaciones proyectadas con posterioridad a 24 de abril de 2009.

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Esta normativa ha supuesto un gran cambio en las exigencias sobre la calidad acústica y el aislamiento acústico de las viviendas en nuestro país, en comparación a lo que regía anteriormente a través de la Norma Básica de la Edificación (NBE CA-88), en la que las referencias a la calidad acústica eran prácticamente inexistentes.


Sin embargo, la nueva normativa sigue estando lejos de los más exigentes estándares europeos en aislamiento acústico y muchos profesionales consideran que hay margen para elevar las exigencias y mejorar la Calidad Acústica en las edificaciones de España. 

¿Es el ruido subjetivo?
¿Por qué nos molesta más el ruido de los vecinos ahora que antes? ¿Por qué en dos pisos con las mismas características constructivas nos puede molestar más el ruido del vecino?  

Las sensaciones de desagrado y molestia son los efectos indeseables de tipo subjetivo más extendidos del ruido. Por ser de tipo subjetivo (un mismo ambiente acústico puede ser molesto para una persona y no para otra), su valoración y la determinación de límites de tolerancia es un problema difícil. Están relacionados con las medidas objetivas del ruido (frecuencia e intensidad), pero existen otros factores que influyen: contexto psicosocial, actitud personal hacia la fuente de ruido, actividad, tarea, etc.

La evaluación subjetiva del ruido se realiza mediante cuestionarios y escalas de autovaloración. De la relación entre estas evaluaciones subjetivas y las características físicas del sonido surgen las bases psicoacústicas del ruido, que han permitido el desarrollo de una serie de índices acústicos que tratan de valorar el grado de molestias de una forma más objetiva.

Un ejemplo es la falsa sensación que causan los árboles como aislantes del ruido.

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Es falso que los árboles aíslen acústicamente. Las hojas no tienen apenas masa ni tampoco tienen la composición de «muelle» de los materiales como la lana de roca. Para hacernos una idea, para evitar oír el ruido de una autopista se debería plantar todo un bosque en frente. Lo que sí hace es el efecto psicológico de no ver los coches, por lo que podemos llegar a tener la sensación de que nos moleste menos el ruido.