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¿Sabíais que a los pájaros les afecta la contaminación acústica?

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El tráfico en la ciudad puede llegar a resultar ensordecedor y no es raro que tengamos que interrumpir una conversación o dejemos de hablar ante el ruido de los coches.

El barullo del tráfico también afecta a otras especies, en particular a los pájaros, que se ven obligados a modificar su comportamiento en respuesta a la contaminación acústica.

Esta contaminación acústica de origen humano proviene de muchas y variadas fuentes, siendo mayor y más frecuente la producida por sonidos provenientes de fábricas, turbinas, música y los propios habitantes de la ciudad. Un caso especial y con gran importancia para las aves es la existencia de aeropuertos y la contaminación acústica producida por los despegues y aterrizajes.



Las aves son animales que utilizan las señales acústicas para comunicar información vital, estas llamadas son usadas, entre otras cosas, para mantenerse en contacto, avisar del peligro o alimentarse.

La comunicación acústica presenta grandes ventajas frente a otros tipos de comunicación. Permite comunicarse sin necesidad de haber contacto visual, transmitirse en la distancia, cuando el hábitat es denso o nocturno.

El canto que realizan los machos de la mayoría de las aves en primavera es utilizado por estas para señalizar sus territorios o indicar su calidad a la hora de buscar pareja para reproducirse. Se trata de un conocimiento cultural, es decir, que las aves adquieren de sus congéneres. En las ciudades el ambiente es muy diferente y las aves aprenden a comunicarse de otra manera.

Esta comunicación se ve alterada por los ruidos urbanos y de las industrias, por lo que las aves urbanas se han visto obligadas a reducir su territorio o confinarse en “islas de vegetación”. Esto es debido a que las aves detectan el peligro a través de los sonidos y si no los escuchan les hace vulnerables ante sus depredadores. De ahí que procuren evitar las zonas ruidosas y busquen espacios aislados. Como consecuencia se producen mayores densidades de población, con mayor número de intrusiones y luchas entre machos.

Por otro lado, se han realizado estudios científicos que demuestran que algunas especies de aves modifican sus trinos en respuesta al ruido. De esta manera consiguen que se escuche mejor su canto, pero con mayor frecuencia y potencia en volumen, por lo que la comunicación es menos efectiva.

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Un estudio concluyó, que bajo la presión del ruido urbano, los pájaros cantaban durante más tiempo. Incluso detectaron que sus pautas de canto eran distintas de lunes a viernes respecto al fin de semana. Se relajaban ligeramente cuando la contaminación sonora era menor.

Los científicos creen que la capacidad de otros pájaros para escuchar esos cantos modificados es limitada, lo que reduciría las posibilidades de los machos de atraer a sus potenciales parejas y defender su territorio.

Otros estudios científicos han asociado el ruido del tráfico con un descenso en las tasas de reproducción y en la riqueza de especies. Los resultados de algunas investigaciones muestran que, cuando los niveles de contaminación acústica son bajos, los pájaros se aparean más y con más éxito, es decir, tienen más crías.

Las interferencias que provoca el ruido urbano en su sistema de comunicación, no solamente influye en la reproducción, sino que además el exceso de ruido les impide oír las llamadas de alarma que les alertan, por ejemplo, de la presencia de depredadores.

Otras especies se comportan de manera más agresiva o simplemente ven alterado su comportamiento de diferentes maneras, cuando se ven sometidos a un ruido durante largos periodos de tiempo.
Además se han encontrado diferentes tipos de daños físicos en las estructuras auditivas de las aves, y aunque algunas especies tienen la capacidad de reparar estos daños, ello solo sucede si no se sobrepasan ciertos niveles de ruido.

Por otro lado,así como el estrés constante tiende a degradar muchos aspectos de la salud de una persona, también en las aves se ve afectada su salud.

El ruido provoca un "susto" en las aves, esto les genera estrés, vuelan, y la energía que usan para escapar podrían invertirla en alimentarse, descansar o en otras actividades vitales como el cortejo para reproducirse.

Como medidas correctoras que se podrían llevar a cabo estarían la de creación de corredores entre el campo y la ciudad. La creación de estos corredores permitiría el intercambio de conocimientos entre las aves urbanas y las que viven en el campo, evitando las consecuencias negativas que provoca la contaminación acústica, ya que, tal y como han comprobado los científicos, en los lugares donde hay intercambio entre las poblaciones del bosque y de la ciudad, las aves mantienen su capacidad para comunicarse entre sí.